jueves, 22 de noviembre de 2018

La biblioteca de Yuyi

La biblioteca de mamá ocupaba tres paredes enteras de una habitación grande, del suelo al techo. Libros de teatro, de arte, de psicología, de filosofía, novelas de autores de todos los orígenes y sobre todo poesía. Entre todos los poetas Pablo Neruda y Federico García Lorca. Nadie recita a Lorca como lo hacía mi mamá. Todas las noches, cuando mi hermano y yo nos acostábamos, ella antes de darnos el beso de buenas noches, recitaba una poesía de Lorca a cada uno. Han pasado más de cincuenta años y aún me acuerdo de su voz segura y musical acompañando las palabras del poeta: “Galán, galancillo, en tu casa queman tomillo, ni que vayas ni que vengas con llave cierro la puerta (...)”
Lee el libro de poemas y escritos de Yuyi
Sin embargo, durante mi niñez la biblioteca era una referencia presente en la que se guardaban secretos que me resultaban ajenos. Por entonces, prefería jugar a la pelota, ir al cine a ver películas de vaqueros o de espadas, leer historietas y mirar televisión cuando llegaba del colegio. Entre todos los programas que entonces veía, ninguno me gustaba más que “La dimensión desconocida”. Quizás de ahí la naturalidad con la que a los trece años, impulsado por un profesor de la secundaria, ingresé en los universos reveladores de Borges y de Cortázar que me esperaban en la biblioteca de mamá.



lunes, 5 de noviembre de 2018

Una cultura chillona y arribista

"Digo cosas que sé que desconciertan en una cultura chillona y arribista, algo desacostumbrada a la verdad. Demasiados años de autoritarismo dejan una marca indeleble.(...) Muchos años de banalización. Siempre amanece otra vez." De una carta escrita en Buenos Aires el 29 de enero de 1999

lunes, 22 de octubre de 2018

Hace casi 20 años

"Ya sabés, no son muchos los que comprenden que escriba y lea continuamente, tal vez se anacrónico para nuestro neoliberalismo.... No tengo que explicar ni justificarme, no con vos (no muestres tus vetas más cristalinas, si podés, te expones a abusos de confianza y violaciones de tu intimidad).
Que asco tener que convivir con asesinos ricos, pobres, andrajosos, amanerados.... No, irremediablemente autoritarios.
No tengo miedo a nada, no necesito nada... descansar en la tumba de mi padre."
Yuyi,  31 de octubre de 1998

Fragmentos de una carta (1996)

¿Es fácil querer? ¿Es fácil el olvido? Nunca permitas -y diría no perdones- la humillación. Como soy bufón, puedo alegremente sacar la lengua. No quiero ser “yuyito alma” llorona, aunque a veces no puedo evitarlo. De verdad no me avergüenzo, que se avergüence el falso, el que necesita imitar el llanto y otras emociones. Y peor aún, el que no sabe, no puede llorar, difícilmente pueda reír.(...)

lunes, 17 de septiembre de 2018

Extractos breves de cartas de Yuyi a uno de sus hijos

"La vida es generosa. Vivir, una apasionante aventura. Ser querida por gente linda y poder quererla con confianza (discriminando muy bien, ahora) me hace sentir que la vida es también generosa conmigo. Alcanza con sentir solidaridad y buena fe y compartirla (...)" "Me parece que hay como un punto hasta donde se puede registrar la agresión, después es como densa, enmascarada, o humilla demasiado reconocerla, saberla. Tengo que decir me humilla o humillaba." "Diego querido ¿Cómo se perpetúa la crueldad? Me pregunto ¿Será perpetua acá?

Carta a un hijo

7 de enero. 1999. BA

A pesar de tantas diferencias, algo en común. Sólo libros y un buen desayuno (desde que viví en Londres). Estoy terminando Elentheria (Samuel Beckett), La Bendita Manía de contar de García Márquez y ayer el amor posible (en minúscula) de José Saramago.
Fijate que anciana más desubicada, intentar saber si aún existe el amor, no como objeto de uso del otro y bien de consumo. El amor-ternura, no el amor alienado, consumista. Ajetreado, acelerado, algo deshumanizado en el hacinamiento de la ciudad. ¿No crees?

Afectuosamente
Tu mamá

sábado, 25 de agosto de 2018

Quieta historia de la nada

Quieta historia de nada (1978/79)
Perfectamente inmóvil
Como agua estancada
y un silencio oscuro y turbulento
sepultando esperanzas.
Quieta historia de nada
En la noche abrumada de silencios oscuros
de recuerdos, de ásperos vómitos de entraña
de violetas y ondas negras que se parten y rugen en el alma

El exilio se lleva toda esperanza
La biografía avanza despedazando toda ilusión pasada
¿Y qué decís del presente?
Nada
¿Y qué decís del futuro?
Nada
Un silencio espeso y sin salida
turbias grutas del alma
Nada. Nada. Nada

Quejarse de una risa perdida, sin espacio para la tibieza
Ni llorar puedo, de seca y oscura que quedó el alma
Asombrosas ráfagas negras, deplorable mañana
De tanto dolor innecesario
que parece imposible que sea humano
Salvaje, náusea.

Ya no hay casitas para esta niña vieja
sin trenzas y sin risa
Que se encierra a llorar su pesadilla
atravesada por ráfagas violetas
Fin de una vida perfectamente innecesaria